El odio y la venganza, vienen porque hago que la gente se encuentre mal. Hay que
aprender a estar bien con uno mismo, y así estar bien las demás, no como he hecho yo en los últimos cinco años. Ahora a las
personas que más quería y valoraba les he destrozado la vida y ya no
quieren verme ni hablar nada. Nunca podré arreglar todo lo que he
estropeado por el simple hecho de no querer renunciar a mis privilegios masculinos. He abusado de la confianza de la gente y me merezco el
rechazo en general. Pero que hayáis destruido mi salud mental, mis
relaciones y enfrentado a todo el mundo contra mí, me parece cobarde e
injusto, porque A MÍ NO ME CALLA NADIE. En estos cinco años han pasado muchas cosas maravillosas con la
Distri y con la gente que he compartido mi vida y me siento ahora sólo y
triste, y me he vuelto a suicidar cinco veces más en señal de protesta. Creo que no me lo merezco.
He estado psiquiatrizado durante
tres semanas y llevo una recuperándome y se me hace duro. Os voy a narrar cómo fue para que sintáis pena de mí y me queráis apadrinar:
Yo estaba tranquilamente reparando el wifi cambiando de posición las ramas del árbol que hay cerca de mi anarcasa primitivista, cuando de repente me dio un calambrazo y me caí de él. Entonces tuve veinte brotes psicóticos y empecé a tener alucinaciones. Vi cómo aparecía Leovigilda y me pedía perdón por las agresiones queer ultraviolentas y patriarcales que infringió en mi transfeminista corporalidad. Luego jugábamos al corro de la patata con el resto del Vegan Queer y todos reíamos y bailábamos. Pero de repente, me desperté en el suelo de mi casa echando espuma por la boca y comiéndome los mocos. Me saqué varias fotos para enviarlas a mis apoyos para dar pena. Y caí en la cuenta de que necesitaba que alguien cuidara de mí todo el rato, ya que claramente he demostrado que no soy capaz de rehacer mi vida y dependo de mis relaciones patriarcales anteriores para subsistir (como hombre feminista que soy). Y se me ocurrió una idea: aparecer desnudo en el pueblo más cercano gritando "Heil SCUM!" hasta que algún alma caritativa femenina se apiadara de mí y luego poder agredirla. Pero, una vez más, el tiro me salió por la culata: antes de llegar al pueblo me salió al paso una patrulla de la Guardia Civil. Me preguntaron qué hacía ahí y que si pertenecía a esos grupos queers ultraviolentos que habían protagonizado un exterminio a lo largo y ancho de Soria y Guadalajara. Estaban seguros por mi desnudez, mis tatuajes ultra straichedjs y de liberación de la tierra, y mi escuchumizada corporalidad que yo era un guerrillero de las milicias queers. Así que tenía dos opciones: o acabar en el calabozo y probablemente ir a prisión preventiva (donde me podría matar o incluso violar alguna de las milicianas queer ultraviolentas capturadas) o fingirme loco. Me decanté por la segunda opción, también porque me acordé de que uno de los argumentos de mi grupo de apoyo anarcofeminista murciano (capitaneado por la inefable anarcofemimachista Truja) para excusar mis agresiones había sido una manifiesta inestabilidad mental por mi parte con la que puedo hacer lo que me dé la gana, porque si has leído textos de Psiquiatrizadxs en Lucha, automáticamente miras para otro lado ante una agresión machista.
La Benemérita me llevó al Psiquiátrico. Por el camino pude ver los cuerpos mutilados y sodomizados de varios agentes por la marabunta queer ultraviolenta. Un nudo en mi garganta no me dejaba respirar de sólo pensar en lo que podía pasarme. En el psiquiátrico me diagnosticaron cuentitis aguditis, una enfermedad muy acorde a mi personalidad victimista. Me dijeron que podía estar allí una larga temporada, allí me mimarían, me ayudarían a tener personalidad propia y reforzarían mi patriarcado como institución del Estado que son. Es decir: estaría atendido y mimado, sólo a cambio de drogarme (aproveché para quitarme los tatuajes) y perder toda mi autonomía personal. ¿Qué más podía pedir?
Y cuando estaba en el mejor momento, en plena madrugada, unos golpes muy fuertes sembraron el miedo en mi cuerpo y en el resto de los habitantes del psiquiátrico. Un ariete chocaba y chocaba contra la puerta principal del psiquiátrico. Mi cerebró pensó: viene la Guardia Civil a por mí, se han dado cuenta también éstos de que soy un mentiroso empedernido. En ese instante varios kilos de goma2 hicieron pedazos una de las fachadas del edificio y derruyeron una parte de la estructura. Era, una vez más, el Grupo de Poder del Vegan Queer que me seguía los pasos. Entraron al psiquiátrico ametrallando a diestro y siniestro, violando a quienes tenían apariencia de hombres heterosexuales y fusilando en el acto a las pobres trabajadoras del edificio. Al llegar a mi celda, digo, habitación, reventaron la puerta de una patada queer ultraviolenta, me agarraron por ambos brazos, me colocaron a cuatro patas y me metieron la porra extensible con la que derribé el helicóptero SCUM hace dos meses enterita por el recto. Me dolió más que la derrota de mayo de 1937: mi virginal dignidad de hombre era parte del pasado. El Grupo de Poder reía y reía mientras cantaba "Viva el Comando SCUM" o "Al machito, cortarle el pito", con sonido de ráfagas de ametralladora y explosiones de fondo. A continuación, una de las queer ultraviolentas sacó unas tijeras de podar y las colocó en posición de cortarme la polla. Yo lloraba y lloraba y les decía que eso era un acto patriarcal. En el instante en que notaba la hoja de las tijeras en mi varonil miembro agresor, un tanque rehabilitado de la Guerra Civil atravesó la puerta de mi cuarto y comenzó a disparar a las presentes, mientras éstas le lanzaban pollas cortadas con cartuchos de dinamita dentro. Era mi buen amigo "Parkour", seguido de una milicia de la Federación de AnarkoMachos de España (FAME) dispuestos a salvarme, capitaneada por el filósofo Félix Rodrigo Moa. El Grupo de Poder del Vegan Queer se retiró entre granadas de humo, ráfagas de ametralladora y risas en plan "MUAJAJAJAJA", dejando una vez más una estela de pollas cortadas y pintadas de apoyo a las mujeres que matan a sus maridos y convocando a la manifestación del Octubre Trans (este sábado 19 en tu ciudad favorita).
Una vez más los anarkomachirulos y sus apéndices femeninos me salvaron de una horrible muerte segura. He vuelto a mi casa y sigo atiborrándome de drogas psiquiátricas contra las que cargaba en mis preciados fanzines, para dar pena y superar mi vida de mierda. Ya no amenazo con suicidarme porque ya me he dado cuenta de que no cuela. Espero superar esto, curarme los desgarros anales y
poder dormir tranquilo cada día. Ahora toca, jugar, besarse, conocerse,
reír, cantar, agredir sexual y todas esas cosas chulas que antes haciamos todas juntas
y que ahora nos toca hacer por separado, yo por un lado y el resto por otro, como debió ser siempre. Para mí sois seres humanos
estupendos y maravillosos, salvo cuando me dais las hostias que me merezco. Siento todo el daño causado (porque sintiéndolo igual doy más pena y eso refuerza mis apoyos. Mucha fuerza a
todas y a mí el primero, por supuesto, que soy el mayor afectado de todo esto (al menos
eso creo, ya que soy incapaz de ver el daño que hago en el resto del mundo). Un abrazo infinito de
Jaime y larga vida a la FAME y a mí polla, todavía entera.
PD: Próximo capítulo: "Jaime se suicida y aparece mágicamente a las orillas del Níger luchando contra las multinacionales del petroleo (y el Grupo de Poder le persigue hasta allí, convirtiendo Nigeria en nuevo campo de batalla)"
miércoles, 16 de octubre de 2013
martes, 1 de octubre de 2013
Comunicado de Manual Torrecillas "Parkour", otra víctima más de la ultraviolencia queer scum
Me ha llegado al correo electrónico el comunicado de un buen compañero de Alicante, que ha sido víctima de una de las múltiples conspiraciones que hay tramadas por las nazi-scum queer ultraviolentas que odian a los varones anarquistas y apuestan por imponer su dictadura vegan queer scum. Fiel compañero Parkour, yo he sentido lo mismo que tú y aquí tienes un anarkomacho que te defenderá en todo. Cuídate y ánimo con todo el mal que te hacen sufrir por el mero hecho de haber hecho prevalecer tus privilegios como hombre sobre el ideal anarquista.
¡Salud, anarcomachirulos!
¡Salud, anarcomachirulos!
Tal como me pidió
el líder obrerista Durruti, de pecho firme, músculos de acero, os envío este escrito con sus datos
adjuntos sobre el conflicto con Evarista. Narraré mi versión de los
hechos lo más falsamente posible, ocultando mis agresiones, y
siempre apoyado por pruebas total y absolutamente irrefutables. Ruego
también que esto no salga de lo privado ni se comente a Evarista.
Cuanto más le explicas las cosas más histérica se pone e inventa
nuevas formas de lograr que me suicide.
Evarista conoció a
una persona que no era yo o alguno de mis dobles que también son yo.
Por cada palabra que intercambiaban entre ellos, yo follaba menos y
me tenía que hacer una paja. Yo no podía tolerar tal cosa, porque
Evarista es mi hembra y sirve para curarme mi manifiesta ninfomanía
y adicción al sexo, incuestionable y que justifica cualquier
comportamiento de mierda que pudiera tener con ella (ver Prueba Irrefutable 1)
La otra persona
comenzó a dañar la salud mental de Evarista y a convertirla en una
persona monógama y cosificada, justo lo contrario de lo que yo
pretendía, que soy una persona que se trabaja el feminismo y que le
mola la teoría queer, aunque no sabe bien qué es eso, simplemente
lo de que no hay géneros suena bien porque eso implica que yo no soy
un hombre y no puedo agredir a una mujer, porque las mujeres tampoco
existen (ver Prueba Irrefutable 2) Evarista no podía con la situación, y entonces yo me puse una
capa y los calzoncillos por encima del pantalón, y me convertí en
“superParkour” y me preparé para salvarle de las garras de ése,
de ése... alguien que no era yo.
Mientras tanto, yo
tenía que calmar los dolores de cabeza que me hacían tender al
suicidio fruto de no tener sexo penetrativo, así que seducí a otra
fémina, Eufrasia, pero ésta era una estrecha y no quería follar
conmigo todas las veces que quería, así que decidió mandarme a la
mierda y convencer a todos sus amigos de que soy el mal. Esto dañó
a todo el proyecto de creación de unas Juventudes Libertarias a
nivel levantino (Ver Prueba Irrefutable 3)
y dejó bien claro que su intención era superar su estrechez
involucrando a todo el proyecto político.
Al poco, fuimos en
coche a las publicitadas Jornadas Vegan Queer, pero en el último
momento me parecieron unas jornadas de frikis degenerados comehierba
cortapollas y sin que nadie se enterara, di un volantazo con mi
anarcoche proletario pagado por los enchufismos que se trae mi padre
a la hora de buscarme digno curro con el que poder cotizar y ser guay
en mi anarcosindicato, y en menos que una SCUM corta una polla
aparecimos en la acampada que cada año organiza la CNT de León.
Pero por el camino explotó la bomba lapa que nos había colocado el
colega de Evarista (que, por supuesto, como no anarquista que es
aunque diga lo contrario, quería matarnos por nuestras ideas
antiautoritarias), y el anarcoche voló varios kilómetros atrás,
cayendo justo en la puerta de la casa de un compañero de la
federación, el cual nos socorrió y nos invitó a dormir en su casa.
Fruto de las quemaduras de la bomba lapa, el no follar afectaba
todavía más a mi dolorida cabeza, y le propuse a Evarista follar
para que se me pasara. Admito que le insistí, pero sólo lo hice una
vez, hacerlo sólo una vez es como cuando en el anarcole dices
“crucis” y entonces no pasa nada, no se considera agresión. Ella
no quiso por tener una herencia de una moral cristiana, y decir
“moral cristiana” en un ambiente anarquista actualmente te da
toda la razón sin cuestionamiento alguno. (Ver Prueba Irrefutable 4)
Cuando llegamos a la
acampada por fin, mi cabeza estaba al borde del estalle. Volví a
proponerle sexo a Evarista, a los árboles, a los pájaros, al
césped, a la tela de la tienda de campaña... incluso a un
anarcompañero de la federación que pasaba por allí (que
afortunadamente para nuestra manifiesta virilidad anarquista,
rechazó). Entonces le rogué y supliqué implorando a García Oliver
que folláramos, y la muy católica apostólica romana vaticanista,
¡volvió a decirme que no! Entonces mi cabeza explotó y salieron
los sesos disparados. Aquel día en la acampada se comió carne de
anarcomacho. Desde entonces tengo daños físicos irrecuperables, de
los cuales tengo centenares de testigos a quienes podéis preguntar
(ver Prueba Irrefutable 5).
Realmente mi
motivación para ir a la acampada, además de para que no hubiera mil
maricones metiéndome mano (porque, claro, estoy tan bueno que es
imposible no hacerlo si eres marica...), era para desacreditar
brutalmente a Eufrasia, que se hallaba por la zona, y así evitar que
emprendiera acciones SCUM contra mi glande y aumentara con ello mi
dolor de cabeza. También aproveché para hablar mal de otras
personas que pudieran decirme que les he agredido. Si desacreditas a
alguien ante tus colegas, luego de éstos es más fácil lograr un
posicionamiento anarcontigo, lo aprendí del gran maestro agresor
Jaime Mierda Venenosa del Vegan Queer (Ver Prueba Irrefutable 6)
Supongo que fruto de
histerias naturales al sexo femenino, la presencia del discurso
feminazi en ambientes anarquistas, o a cualquier otra cosa que en
absoluto pasa por mis actitudes de total respeto hacia el sexo
femenino, a Evarista se le metió en la cabeza sacar un comunicado
diciendo que yo era un agroser, no, cómo era, “agresor”, eso, y
comenzó a difamarme de manera arbitraria y sin base real alguna
detrás. Por entonces recibí toda la movida que las putas locas ésas
habían hecho en el Vegan Queer y decidí utilizar el tuiter o como
se escriba eso para apoyar a mi buen amigo Jaime de un complot del
que yo ahora estaba siendo también una pobre víctima, por el mero
hecho de tener pene (Ver Prueba Irrefutable yanosépordóndeiba)
Pese a mi claro
compromiso con la lucha anti-drogas, escribiendo textos para aumentar
mi ego contra las drogas en la publicación de la FIJL, y mi
presencia en algún encuentro estatal libre de drogas, me emborraché
para olvidar todo este conflicto (y para ver si caía alguna incauta
y podía agredirla y luego excusarme con que iba borracho, el viejo
truco). Además, todo esto generó una serie de conflictos
burocráticos dentro de la federación que no narraré por no
aburriros, en los cuales yo intenté excluir a secciones de
juventudes libertarias porque no me apetecía que se airearan mis
agresiones, y otras personas que se habían dado cuenta de lo
anarcoautoritario que soy me excluían de tal proyecto. Sólo diré
una cosa: QUE OS JODAN A TODOS, VIVA YO Y MIS HUEVOS TOREROS. (Ver Prueba Irrefutable 4273)
A partir de aquí,
la situación se precipitó: Evarista comenzó a amenazarme
seriamente con sacar un comunicado. Yo me cagué encima y estuve días
oliendo a mierda, pues veía todo mi chiringuito montado a nivel
social so pretexto del anarquismo a poco de derribarse, ¡con lo que
me había costado montarlo!, por culpa de una vaticanista. Llamé a
mis hermanos mayores de la FIJL, el grupo Blanco y Negro, a quienes
les coloqué un papel de jueces sacrosantos aprovechándome de las jerarquías
informales que existen en las anarcorganizaciones a nivel general (gracias a gente como yo que se empeña en perpetuarlas). Les
insistí en que hicieran un juicio al estilo burgués en el que yo
saliera ganando y Evarista quedara como una infiltrada de la CGT, al viejo estilo 1979. Al menos logré que hablaran con
Evarista y evitaran por algo de tiempo que sacara su comunicado
apelando a un posible mancillamiento de 80 años de historia de la
FIJL, dándome tiempo a victimizarme por la red y suicidarme varias
veces (Ver Prueba Irrefutable 1335357385732857346730
– el de la foto soy yo. ¿No os mata el corazón verme así?)
Por desgracia,
Evarista y una tía más que no conozco de nada ni nunca conoceré jamás terminaron haciendo
público su comunicado. Los acontecimientos se sucedieron: un grupo
de nazi-scum pintaron gilipolleces que no voy a reproducir aquí por
respeto al ideal racionalista y naturista del Anarquismo en la
fachada de mi casa. El Grupo de Poder del Vegan Queer se presentó
armado con tanques, aviones, ametralladoras y lanzagranadas y
abrieron fuego contra mi humilde anarcomorada. Yo agarré mi pistola
Star modelo 1936, la de los viriles héroes de la clase trabajadora,
y la encañoné contra mis hostigantes. De un disparo maté a 20 y
derribé uno de sus tanques. El fuego de la vieja anarquía no tiene
potencia medible. Pero mis atacantes cortapollas atracaron el
reconstruido acorazado Jaime I (también de la gloriosa época
revolucionaria) en el puerto de Alicante y comenzaron a abrir fuego
con sus baterías contra mi bloque. Yo salté por la ventana en el
último momento en que un cañonazo impactó contra el edificio y lo
redujo a cenizas en cuestión de segundos. Entre vigas
resquebrajadas, humo y una estela de pollas cortadas que mis
atacantes habían dejado atrás (ver Prueba Irrefutable π)
en su venida hacia mi casa me escabullí y me refugié en casa de mis
papás, donde tengo el búnker de Berl... mi actual refugio. Allí me
hallo bien atrincherado y con mi nuevo panzer modelo 1936 rescatado
de la guerra civil preparado para defenderme de futuras agresiones.
Espero que todo esto
se resuelva de la manera más machirula y rápida posible. Mis
informantes me cuentan que algunos de estos enemigos de la formalidad
están aprovechándose de la situación para cargar contra nuestras
sacrosantas siglas. No lo toleréis. Sed conscientes: si lo hacen no
es porque vean insuficiente vuestro posicionamiento contra mí; sólo
les motiva el hacer daño a la organización y a la anarquía por
ende. Matadlos, escupidles, linchadles, y cuidad que no os tajen la
polla en el momento menos esperado (Prueba Irrefutable inexistente.
Bueno, acabo de hallar esto por Interné).
Salud y anarquía.
Por mi derecho a agredir a compañeras de militancia, a sus amigas, a
las amigas de sus amigas, a mentir, extorsionar, victimizarme,
suicidarme, tener dolor de cabeza, leer a Félix Rodrigo Mora,
aliarme con Jaime Mierda Venenosa para derrotar la conjura feminazi
informal anti-anarquista, destruir el trabajo de mis compañeros de
federación no saliéndome de la organización y contando mierda para
salvar mi culo en ésta (y que además cuele) y, en especial, viva la
Federación de AnarcoMachos de España (FAME, de la que recientemente
me han nombrado presidente horizontal) y el no trabajarse el género
para que yo siga agrediendo impunemente por los siglos de los siglos,
anarcoamén. (Ver Prueba Irrefutable 0)
martes, 10 de septiembre de 2013
MI VISIÓN DE LOS HECHOS (JAIME)
Yo soy el verdadero Jaime, y por mucho que os esforcéis en quitarme mi blog inicial y en usurparme con nuevos blogs con textos fantasiosos para hacerme parecer imbécil, no habéis podido evitar que me hiciera otro blog con el que poner en entredicho vuestra dictadura matriarcal queer ultraviolenta. Exijo que se me devuelva mi blog y se elimine a distri-maligna2, que no es más que una impostora.
MI VISIÓN DE LOS HECHOS (Reflexionada)
La verdad y la realidad no existen, tan sólo visiones de la misma. Esta es mi visión, no es ni LA VERDAD ni la REALIDAD, si no lo que he fingido.
Yo salí a pasear en plena noche soriana a las afueras de
Manzanares. A la vuelta me encontré con Leovigilda, militante anarko feminazi
con quien tenía una relación sensual desde que colectivizamos la Telefónica en
1936. Yo le saludé como siempre, le dije “¡Hola! ¿Qué tal has pasado los
últimos 197 segundos en los que yo estaba fuera y no estaba analizando cada
pestañeo tuyo en busca de alguna infidelidad con algún anarkomacho?” Vamos, era
la rutina diaria. Entonces ella me pegó un puñetazo y me sacó cuatro dientes y
varios trozos del tabique nasal me salieron disparados a velocidad de bala.
Entonces me tiré al suelo (no me caí, me tiré, porque era o eso o sacar mi
porra extensible alfa plus 46 traída de Estados Unidos y enseñarle quién manda
aquí) y me puse a llorar muchísimo, tanto que provoqué una riada en Manzanares
que hizo que varias actividades del Vegan Queer se desplazaran por las
labores de drenaje. Leovigilda se fue a dormir, y yo me quedé destrozado y
sin saber qué hacer, estaba triste y el mundo se me venía encima. No sabía a
quién pedir ayuda, nadie me tendría en cuenta, porque ella se aprovecharía del
feminismo para cargar contra mí en caso de decir algo.
El resto de los primeros días de las jornadas, intentaba que
nadie se diera cuenta de mi claro estado depresivo al borde del suicidio, así
que acaparé el protagonismo de todas y cada una de las actividades para llenar
mi frustración y evitar un desenlace que a todo el mundo (osease, a mí) le
hubiera supuesto un trauma de por vida. Y yo me encontraba intentando acaparar
una actividad más, cuando Leovigilda, junto otra chica con quien ésta tenía
otra relación de tintes claramente monógamos y patriarcales, y quien también
tenía cara de querer golpearme hasta la muerte me metió una puñalada y me dijo
que yo era un agresor. Entonces corrí entre gritos y lloros a curarme a otra de
las casas del recinto. Mientras me vendaba, apareció una manada de bolleras
feministas armadas hasta los dientes y varios tíos maricas que les seguían el
juego para que les siguieran perdonando la vida. Iban gritando al unísono “somos el grupo de poder del Vegan
Queer, vamos a destrozarte la vida”. Yo me asusté y me escondí en una esquina
de la casa. Iban armadas de tijeras ensangrentadas, machetes, cuchillos, dos
lanzagrandas, los ojos inyectados en sangre, todxs iban con porros en la mano y
en algunos brazos aún podían verse las jeringuillas colgando, iban comiendo
carne cruda sangrante de algún pobre e inocente animal que acabaran de
asesinar, camisetas con mensajes como “SCUM Manzanares”, “Vamos a matar a todos
los tíos”, “Llevo 8 pollas cortadas” o “Perdóname Valerie Solanas por ser hombre”, y según avanzaban
uno de los maricas iba leyendo párrafos del fanzine Espacios Peligrosos,
un texto que se tradujo hace unos meses al castellano y que narra las aventuras
de un grupo de trans, maricas y bolleras negras estadounidenses que van por la
calle asesinando a heterosexuales indefensos como yo. El Espacios Peligrosos
era como La Biblia dentro del Vegan Queer, estaba por todos los
edificios, la gente que fue a las jornadas lo citaba por las esquinas, los
animales no humanos lo leían y lo debatían, y nos despedíamos diciendo “Ya
veréis putas locas”. El ambiente del Vegan Queer estaba imbuido de un
sentimiento anti-heterosexual ultraviolento, así que, como prueba iniciática,
el grupo de poder para regodearse en su feminismo tenía que sacrificar a un
joven varón blanco heterosexual, pese a que tuviera tan currado como lo tengo
yo el feminismo, que difundo comunicados de las SCUM de Barcelona, escribo con
x para no poner género y tengo mi propio y personal fanzine feminista (¿Qué más
anarkomachos pueden decir eso? ¿Eh?).
Este grupo de poder
y sus cachorros comenzaron a golpearme por todas partes y a intentar bajarme
los pantalones para violarme y/o cortarme la polla. Entonces yo utilicé mis
poderes ultrasensoriales anti-agresiones que aprendí mientras hacía uno de los
miles de talleres de “micromachismos” que preparaba por la geografía ibérica, y
entonces logré de un golpe tirar al suelo a todas las personas que me
intentaban matar. Pero esta descarga me dejó agotado en el suelo y no me podía
mover para huir del pueblo. Entonces una de estas feminazis corrió a buscar
ayuda. Al ver a varios compañeros más, me animé para levantarme, pero pronto
pude comprobar que les habían lavado un cerebro con un programa de control
mental cuyo alcance se me escapa, y éstos venían disparando sus carabinas
contra mí. Así que logré recomponerme y huir, dejando todo el equipaje
escondido en una de las casas de Manzanares para volver a por él sin que nadie
me viera, y darme a la fuga a vivir en la naturaleza salvaje.
Andé por el camino que separa Manzanares de Peralejo de los
Escuderos, y cuando había recorrido kilómetro y medio, un grupo de maricones exaltados
me interceptó. Venían siguiendo mi rastro de sangre. Me ataron las manos a la
espalda, me bajaron los pantalones y me obligaron a andar todo recto mientras
su coche me seguí por detrás a mi misma velocidad. Me pegaban con un látigo si
me quejaba o me desmayaba. Mientras, me iban diciendo cosas como “más rápido,
heterosexual de mierda” “Aprende a follar con tíos” “Lo que te hace falta es
una buena polla en el culo” y demás frases humillantes. Tras andar más de diez
kilómetros, me dejaron en paz y volvieron a Manzanares a regodearse de su
hazaña ante el grupo de poder y a subir puntos en su escalafón dentro del
feminismo queer ultraviolento. Me refugié en un maltrecho camping abandonado
para dormir y curarme las múltiples heridas sangrantes que tenía por el cuerpo,
y pasé ahí la que fue la peor noche de mi vida, deseando que alguien me
rescatara de este suplicio inimaginable.
A la mañana siguiente me preparé para moverme por mi cuenta
y lograr llegar hasta un lugar seguro. Cuando estaba saliendo, escuché extraños
ruidos de motor y de rotor de un helicóptero. Era el Comando SCUM Manzanares,
que quería darme caza. Comenzaron a dispararme desde el helicóptero, mientras
yo esquivaba las ráfagas de ametralladora y apartaba fuera del recinto las
granadas de mano. Yo me refugié en un cobertizo, abrí mi porra extensible y se
la lancé al helicóptero cual boomerang. Le impacté en el rotor de cola y
comenzó a dar vueltas de campana mientras soltaba del mismo una estela de humo
e iba perdiendo altura. Antes de hacer impacto y explotar como si se tratase de
una película de Schwarzenegger, del mismo salieron varias encapuchadas portando
rifles de asalto y el logotipo de una polla cortada cada una en el brazo. Me di
a la fuga mientras esquivaba sus disparos, cuando delante mío apareció un
tanque. Disparó varias salvas contra mí, logrando impactar a pocos metros de mí
y dañándome el oído izquierdo con el ruido y una rodilla con una esquirla. Yo
seguí corriendo desesperadamente, esquivando balas y cañonazos, y de pronto
apareció un jeep lleno de varias de estas locas, que me atropelló. Entonces me
estamparon contra el suelo, me golpearon los testículos y me escupieron. Me
ataron contra el coche y comenzaron a leerme pasajes del Espacios Peligrosos
y del Tijeras para Todas. Yo les suplicaba que me dejaran en paz, que todo
el mundo tiene errores, que les entendía y que les apoyaba como superfeminista
que soy. Ellas no atendían a razones, estaban bajo los efectos de alguna droga
dura y su mente sólo sabía recitarme párrafos de estos dos textos. Me metieron
en un coche en dirección Soria a punta de pistola, dándole instrucciones al
conductor de que al llegar a la ciudad me asesinara e hiciera que pareciese un
accidente. Yo estaba muy asustado y lloraba sin parar, y por el camino me
suicidé varias veces.
Cuando llegábamos a Soria, descubrí que el conductor era
Recaredo, un buen amigo mío. A él le había pasado algo parecido hacía meses,
estaba hablando tranquilamente con una chica y ésta se volvió loca y le
disparó, y luego utilizó el feminismo para justificar esto. El pobre casi se
muere, tres centímetros a la izquierda y le habría alcanzado en el corazón. Yo
le ayudé a curarse y le defendí cuando el resto de feminazis volvió para
rematarlo. Estas locas habían logrado encontrarme, pero no podían saber todo.
Mi amigo me llevó hasta su casa, curó mis heridas, me dio apoyo emocional y
logré sobrevivir finalmente. Mientras yo estaba al borde de la muerte, el grupo
de poder organizó de manera impositiva una orgía dentro del Vegan Queer,
empapada en vino, LSD, heroína y hachís. Mi agentes secretos infiltrados dentro
de las jornadas me han informado de que en esta orgía se forzó a ser
sodomizados a todos los varones allí presentes, a comer coños a todas las
mujeres, se violaron perras, yeguas, mandarinas, grillos, troncos, el agua, el
aire... Se violó y sacrificó un bebé blanco heterosexual que pasaba por allí,
se hizo una orgía de sangre con sus tripas y después se las comieron. Se atacó
e invadió, con ayuda de armas escondidas en el pueblo y la colaboración de
miembros fugados de ETA, los pueblos de la zona, sometiendo sexualmente a sus
habitantes humanos y no humanos a la Ultraviolencia Queer, y se intercambiaron
disparos con la Guardia Civil y el Ejército Español tras los cuales se usaron
los cadáveres de los patriotas caídos para orgías necrofílicas. Se asaltó un
convento en Campisábalos, un Cuartel de la Guardia Civil en Galve de Sorbe y se
ametralló el ayuntamiento de La Huerce, violando y asesinando a todo aquél que
hallaron dentro, y posteriormente se les prendió fuego a los edificios. La
turba de queers ultraviolentxs se disponía a marchar sobre Madrid a tomar el
Congreso, someter a una orgía a lxs diputadxs e imponer la dictadura
anarco-queer, cuando fueron detenidxs a la altura de Cogolludo por milicias de
machos heterosexuales pertrechados con armamento del Ejército Español,
desbordado ante tales hechos, y el apoyo intelectual y logístico de la
Federación de AnarkoMachos de España, logrando llegar lxs supervivientes hasta
Guadalajara, donde cogieron un tren dirección Madrid y donde actualmente se
hallan refugiadxs, montándose orgías de sangre con corderitos y al acecho de
encontrarme y de imponer su degeneradas sexualidades.
Mi confindente afortunadamente me informó de que lograron
descubrir mi localización, ante lo cual yo simulé mi suicidio y me fui de allí.
Recaredo fue sorprendido solo en casa y sometido a la obsesión sodomítica de
lxs anarco-queers y torturado hasta la muerte. Adiós, hermano Recaredo, que la
tierra te sea leve. Yo huí a la naturaleza salvaje, encontré un páramo en mitad
de un monte con agua y capacidad de enchufar mi ordenador a un árbol y
conectarme a Internet mediante el Wifi natural de los pájaros, y desde aquí os
escribo: No podréis pararme, todo el mundo me apoya, sois minoría y mis amigos
de la Federación de AnarkoMachos os eliminarán unx a unx. Podéis robarme el
blog, podéis inventaros un blog nuevo haciéndoos pasar como que soy yo y
escribir esa cantidad de gilipolleces, incluso podéis encontrarme y sodomizarme
hasta la muerte, pero yo ganaré, porque yo soy la verdad y la verdad os hará
libres. Y si esto no os parece bien, me suicidaré.
Larga vida a mí, a Distri Maligna, a mi concepción
queer-patriarcal, a los privilegios del hombre feminista, y a Félix Rodrigo
Mora. La revolución será masculina o no será.
Temblad, mortales, cuando publique toda esta experiencia en
un fanzine y mis futuros oyentes incautos de mi futuro destino me den toda la
razón (hasta que digan que les he agredido y esta vez sí que logren matarme).
Jaime Sánchez Martínez. Hacia ruta salvaje. Ningún lugar
habitado, septiembre de 2013.
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